Un bebecito de un mes de nacido, hijo de una pareja de venezolanos, murió ahogado con un tetero, dentro de una vivienda de la población de Mosquera en Cundinamarca.
Cuando el niño ingería el alimento bronco aspiró y de inmediato fue llevado por sus jóvenes progenitores hasta las instalaciones del Hospital María Auxiliadora de la población, en donde médicos de turno al revisarlo, informaron que ya no había nada qué hacer porque los signos vitales no estaban presentes en el pequeño cuerpo.
Unidades de criminalística se hicieron presentes en el centro asistencial dentro del laboratorio móvil para adelantar las labores de inspección y traslado del cadáver a las instalaciones de la morgue municipal en medio del dolor de sus progenitores.
Las autoridades en el pueblo lamentaron la tragedia e hicieron un llamado a estar pendientes de los niños, ya que en cualquier momento se puede presentar un desenlace fatal por un simple accidente casero.